Poblamientos prehispánicos
Los indicios más tempranos de ocupación humana, en
el actual territorio de Campeche, se remontan a fines del Preclásico Medio, hacia 550 a. C.
Durante esa época, la región de las tierras bajas mayas experimentó diversos
movimientos migratorios que llevaron de sur a norte a núcleos importantes de
gente, quizá para colonizar regiones hasta ese momento vacías. Este movimiento
seguramente tuvo como causa un crecimiento de la población que obligó a buscar
nuevas tierras. Se ha encontrado evidencias de ello en sitios como Becán, Edzná, Dzibilnocac, El Aguacate y Alimoche.
En la costa los primeros asentamientos parecen ser
el resultado de dos corrientes migratorias: el suroeste fue ocupado por grupos
procedentes directamente de las tierras bajas mayas del sur, mientras que en la costa
norte los grupos procedían del interior de la península. Los sitios más
representativos de la costa sur son Aguacatal, Xicalango y Tixchel.
Los primeros habitantes de Aguacatal llegaron entre
300 y 100 a. C., y eran portadores de una cultura avanzada, con
edificios templo y una cerámica tipo Chicanel. Existen múltiples sitios
costeros con habitación, durante el Preclásico Tardío. Eran comunidades
agrícolas, aunque parte de su subsistencia se basaba en la explotación de los
recursos marinos. Por otro lado, la mayoría de los sitios tempranos de la costa
noroeste de Campeche fueron basureros y depósitos de concha. Eran comunidades
de subsistencia. La extracción y comercialización de la sal fue
la actividad principal de estos grupos, en los lugares donde fue posible su
explotación. En esta parte de la costa, los asentamientos más importantes
surgieron durante el periodo Clásico. En el Preclásico Tardío los asentamientos
fueron mínimos.
Existen, desde luego, muchos otros sitios
arqueológicos en Campeche que, sin duda, tuvieron sus inicios durante el
Preclásico Medio y Superior, como Calakmul, Hormiguero y Río Bec, en el sur; El
Tigre, en el suroeste; Dzibilnocac y Tabasqueño, en el centro, y Jaina, en la costa norte.
El final del Preclásico Medio y el Tardío fueron periodos
de una gran dinámica, en los cuales hubo un aumento general de las poblaciones,
posiblemente con presiones demográficas que habían de catalizar la organización
política y los enfrentamientos armados, eran comunidades portadoras de una agricultura extensiva e intensiva, así como
poseedoras de una cerámica perteneciente a la esfera Chicanel. Para esa época
ya existía un sistema de comercio que permitía el intercambio de ciertos
productos entre comunidades del sur y del norte.
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